Esta nota fue traducida al español y editada para mayor claridad en una versión en inglés que aparece en The Nevada Independent.

Líderes de Nevada están poniendo manos a la obra para lo que podría ser uno de los proyectos más difíciles y costosos, pero relevantes, que han emprendido: tratar de obtener una cifra exacta de la población estatal en el Censo 2020.

El Comité para Un Conteo Completo, que fue encargado por el Gobernador Steve Sisolak y realizó su reunión inaugural el mes pasado, no solo enfrenta barreras lingüísticas y culturales para hacer que los nevadenses participen el próxima año, sino resistencia y apatía de quienes están preocupados por su privacidad o demasiado ocupados para responder las preguntas.

Pero entender el verdadero tamaño y características de la población del estado significa desde conseguir tantos fondos federales como se merece el estado, hasta la posibilidad de obtener un nuevo asiento para Nevada el el Congreso durante la modificación de distritos para asegurar que el estado calcule correctamente la cantidad que debe invertir en educación.

Líderes estatales reconocieron la difícil tarea que les espera. Mientras que en el censo de 2010 se consideró que el 86 por ciento de los hogares de Nevada entregaría su cuestionario del Censo sin necesidad de un seguimiento en persona, sólo el 67 por ciento se encuentra en la categoría de “probablemente responderá” en 2020. 

El trabajo de los líderes se hizo un poco más fácil a principios de este mes, cuando la Oficina del Censo comenzó el proceso de imprimir cuestionarios sin incluir una pregunta acerca del estatus de ciudadanía de las personas luego de que la Corte Suprema mandó el asunto a una corte menor. 

Pero este jueves ese panorama volvió a cambiar cuando el Presidente Trump anunció el fin de sus esfuerzos por incluir dicha pregunta, marcando así el final los tres casos judiciales que presentó su gobierno ante las cortes de Maryland, California y Nueva York.

Los opositores a la inclusión de la pregunta dijeron que provocaría que los inmigrantes no quieran participar en el censo; lo que resultaría en un conteo impreciso que podría privar de millones de dólares en recursos federales que se deben a las comunidades con base en el tamaño de la población.

Coordinadores de apoyo al Censo ya están en tratando de establecer vínculos con escuelas, iglesias, ciudades y otras organizaciones para que el llamado a participar en el Censo llegue a comunidades alejadas.

El comité estatal espera extender aún más su red entre las comunidades locales para asegurar una alta tasa de respuesta para el 2020.

La fecha límite 

El “día del conteo” oficial es el 1 de abril de 2020, pero funcionarios del Censo pedirán a los nevadenses con varias semanas de anticipación que empiecen a compartir datos acerca de sus hogares.

A partir del 12 de marzo la mayoría de los nevadense serán invitados a visitar el Internet usando un código de acceso para responder preguntas acerca de su edad, raza, sexo, estado de vivienda y la relación entre las personas que viven en el hogar. 

Un grupo más pequeño, concentrado principalmente en áreas rurales, recibirá un cuestionario en papel y una invitación para llenar el formulario del Censo vía Internet.

En mayo, junio y julio, los empleados del Censo visitarán domicilios quienes no completen el cuestionario, y tratarán de recabar las respuestas en persona. Esta fase se llama “seguimiento a falta de respuesta” y es a menudo lo que la gente piensa cuando oye hablar del Censo.

El 31 de diciembre de 2020, los recuentos oficiales se presentarán ante el presidente. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer antes del día del conteo, incluyendo una fase de “mapeo de domicilios”, en la que empleados del Censo actualizan las listas de domicilios existentes y añaden otros nuevos a partir de agosto el año 2019.

Motivando a la gente a participar

La participación en el Censo es obligatoria, y el gobierno técnicamente puede imponer una sanción de hasta $5,000 por no llenar el cuestionario. Mientras que algunos nevadenses toman una decisión consciente de no cooperar, otros enfrentan barreras de tecnología, idioma y ubicación.

Se calcula que el 17 por ciento de los nevadenses no tiene acceso a Internet, lo que complica los esfuerzos para que respondan vía Internet. Cerca de 190,000 habitantes de Nevada hablan poco o nada de inglés (casi el doble de ese número dice que en casa habla un idioma distinto al inglés, pero muchas de esas personas pueden participar en el censo respondiendo en inglés).

Otros se resisten a participar debido a que desconfían del gobierno, especialmente inmigrantes provenientes de países con gobiernos inestables u opresivos.

Las recientes amenazas de deportaciones masivas también podrían afectar la participación debido al temor de que la información llegue a manos de ICE, pero personal del Censo enfatizó que todos los datos son confidenciales y que está prohibido compartirlos con otros departamentos, agencias o entidades como autoridades migratorias, fiscales y de bienestar social.

Jeff Hardcastle, demógrafo del estado, dijo que es importante subrayar el propósito del conteo, que podría marcar la diferencia entre que Nevada mantenga sus actuales cuatro escaños en el Congreso, o ganar un quinto. Un recuento incompleto podría significar la pérdida de decenas de millones en ingresos federales.

Y para quienes aún insisten en no participar, Hardcastle tiene otra razón para que lo piensen dos veces: Detalles y nombres del Censo — no solo estadísticas agregadas — se harán públicos 72 años después de que se realice el conteo.

Cuando menos, dijo, los nevadenses deberían dejar a sus descendientes algo para rastrear su árbol genealógico.