Ya han pasado casi tres años desde que la administración del Presidente Donald Trump canceló la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, DACA, que protege de la deportación a inmigrantes quienes fueron traídos a los EE.UU. cuando eran niños y les permite obtener permisos de trabajo.
Pero su camino no ha sido fácil. Desde la creación del programa en 2012 bajo la administración Obama, hasta años recientes, DACA ha sido el centro de debates en las cortes.
Así se llegó al 18 de junio del 2020, cuando unos 700,000 beneficiarios a nivel nacional y los cerca de 13,000 participantes del programa en Nevada celebraron cautelosamente cuando la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó a favor de DACA, que ofrece ayuda a quienes fueron traídos ilegalmente al país cuando eran niños. El fallo 5-4 significa que el programa sobrevivirá por ahora.
Momentos que los beneficiarios del programa y su familia han tenido que enfrentar además en medio de la crisis de salud por el COVID-19.
Según el Center for American Progress (CAP) poco más de 200,000 participantes de DACA están trabajando en el sector salud como parte de los esfuerzos para hacerle frente a la pandemia.
El CAP también indica que a nivel nacional los beneficiarios de DACA y sus hogares pagan anualmente $5.6 mil millones de dólares en impuestos federales y $3.1 billones en impuestos estatales y locales.
Desde vigilias, foros, caminatas, manifestaciones o conferencias de prensa, beneficiarios de DACA, servidores públicos, familias y líderes de la comunidad, han expresado su llamado constante para que el Congreso llegue a una solución que les permita regularizar su estatus migratorio de manera permanente.
Momentos de ese sube y baja de emociones a través de los años han quedado documentados en esta serie de imágenes captadas en Nevada por nuestro equipo.